BREVES Y CORTITAS
El pelo al huevo
Otra denuncia del libertario vecinalista y van… Esta tiene que ver con el hospital y el valor del m2… Y sigue la pregunta sin respuesta… ¿Quién le escribe los proyectos y las denuncias?
Reuniones
El cumpleaños de CEVIGE sirvió para que se dieran varios encuentros políticos… Y para que varies se muestren…
Reuniones 2
HLB el que fue tres veces on HL el que quiso ser distendidos frente a la barra (la de las medias lunas, la pastaflola y el café)…. La sombra de Pareja los unía…
El gran dilema
¿A qué vasco le toman la leche? como dicen en el campo.. Lo cierto que están o deberían resignados a aceptar lo que se decida arriba…. HLB la tiene más complicada, HL siempre encontrará un rincón remunerado donde cobijarse…
Es toda muy buena gente pero….
Demoras en el pago…. (No como una cuestión territorial)… Agua y ajo… La tarasca no está….
Firman que sí, afirman que no….
La de los dos palenques quedaría fuera… Es tan solo un trascendido….
Maestro
Antón Chejov en una especie de consejo al cuentista principiante señalaba que de aparecer una escopeta en las primeras líneas de un relato ésta debía dispararse en algún momento más adelante. Probablemente escribiría eso en un cuarto sin ventanas, con la puerta con doble picaporte y saltando cada vez que sentía el más mínimo ruido, no fuera ser que alguien estuviera escribiendo, en ese mismo momento, una historia en que incluía una escopeta y su precavida persona.
Causa y efecto
Nunca pensó que una muela infectada causara tal dolor. Era como si dentro de su oreja tuviera un enano taladrándole día y noche.
Tomó antibióticos para combatir la infección y, mientras colocaba hielo sobre su mandíbula inflamada, el asesino juró que, por respeto a sí mismo, que nunca más clavaría estiletes en el oído de sus próximas víctimas
Viaje
La música que emergió al abrir su libro lo envolvió con una espiral mágica
Su madre aún lo llora tras siete años de ausencia. Quizá nunca se entere que si abriera el libro que cerró aquella mañana, tendría una respuesta en las imágenes que lo ilustran.
Poeta
Sobre el pecho de la mujer suicida encontramos un poema escrito por usted —le dijeron al poeta en la comisaría.
—No lo volveré a hacer —respondió contrito y confesó.
Reencarnaciones
En un momento, pude recordar las ciento tres vidas que he vivido.
Invariablemente apareces tú. ¡Creo que aún no he aprendido la lección!
Lo peor fue que en otro instante pude ver mi futuro ¡Estás en las veintisiete que me faltan por vivir!
Destellos
Murió en el telescopio, mientras contemplaba su último amor.
Jodido
Los enamorados corrieron para refugiarse en las últimas páginas del libro. El fuego casi los había alcanzado al consumir los primeros capítulos. Huyendo entre las llamas y el humo se ocultaron en la imaginación del escritor que, sin inmutarse, los volvió a colocar en el incendio.
Amores
En las noches de insomnio se empeñaba en recordar sus amores del pasado, era inútil, sólo le venía a la mente el primero, puro e inocente, por su maestra de cuarto grado, se ruborizaba ante un beso o una caricia, ella nunca lo supo; actualmente está enamorado y excitado con la enfermera que le cambia los pañales en el geriátrico, ella tampoco lo sabe.
Mirada
Inmóvil, sin ropas, mutilada…, podía oír las voces y las risas de sus torturadores.
A través de su capucha raída, pudo verlo. Sólo tuvo un instante para amar profundamente, a quien con un dejo de ternura al apuntarle, le confió la noticia de la muerte esperada.
Político
¿Quiere decir algo?
El verdugo pregunta con la rutina que dan 40 años de oficio, 40 años quebrando cuellos, sajando yugulares.
— Sí, verá…— dice el reo, y continúa—, cuando yo nací…
Y así prosigue, con la soga al cuello, relatando su infancia, la adolescencia, sus tres matrimonios, los proyectos que no consiguió realizar, y dale luego con el sentido de la vida, de la existencia, y las preguntas de siempre: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos?…
Cuando comienza a incursionar sobre el origen del Universo, el público asistente a la ejecución empezó a dispersarse, cada uno a sus cosas. El verdugo que mira el reloj “A ver si se da prisa”, piensa, pero no lo dice, y baja los escalones del cadalso dejando al reo allí, con la soga al cuello, dale que dale, ahora con Sócrates, Platón, Aristóteles y no sé qué de una caverna.
Invasión
Una vez por año, en cualquier día de Mayo, las arañas de la ceguera invaden Villa Gesell. Entonces no tenemos ganas de vernos y ensayamos nuestras mejores peores caras. Y no es aracnofobia, ni alergia a la telaraña o a la ponzoña; es el odio el que se nos mete en las pupilas como un eclipse a mediodía; odio a nada y a todo, como darle rodillazos a una bolsa llena de clavos y agujas. Las arañas, desde luego, no tienen la culpa de nuestro carácter y siguen agitando sus patitas. Cubren la ciudad con capullos y tienden líneas plateadas entre edificios. Esto nadie lo ve, porque el efecto cegador es inmediato en cuanto aparece la primera. Lo sabemos porque en los folletos de Villa Gesell hay fotografías que han sacado los de Google Earth. En fin, cuando la plaga está controlada, recuperamos la vista. Entran en acción las cuadrillas de limpieza. Les lleva una semana completa la tarea. Lo que más levantan son perfectas momias de gaviotas en apretados ovillos de telaraña.
En Mayo no contamos con turistas porque a ningún geselno se le ha ocurrido como convertir en espectáculo a las arañas de la ceguera. Germán Delgado, el filósofo de prestigio internacional dice que quizás sería posible con trajes de buzo o con globos aerostáticos. Al parecer el Jefe y los de Turismo lo están pensando.
El de 100 palabras
Poder
El telón se levantó y el reflector anunció el comienzo. Lo vio agitar piernas y manos, mover cabeza y boca como si no fueran suyas. Daba saltitos y, por momentos, flotaba sin importarle que los brazos colgaran como hilachos, ajenos a la testa que giraba sin control. Y cuando una mano revivía para dibujar un círculo en el vacío, su cuerpo entero semejaba un trapo.
—Eso es todo —interrumpió—. Aún te falta práctica.
—Pero yo sí… —Lo miró con desconsuelo, se dio palmadas en las mejillas. Al final chasqueó la boca y le entregó la marioneta al discípulo siguiente.