A poco más de un año del primer caso positivo de coronavirus detectado en el Distrito, se siguen manifestando en la superficie de la política y en parte de la sociedad claramente influenciada por esos sectores y los medios afines, situaciones que cada vez son más incomprensibles. Está claro que los hechos son incontrastables y hoy se viven momentos que podríamos considerar límites.
Esta situación, claro, tiene su correlato en el País y con características propias en Villa Gesell, Municipio que durante mucho tiempo tuvo uno de los menores índices de contagio de la Provincia y esto, claramente, no fue casualidad. Se debió al férreo mecanismo de control puesto en marcha en el único acceso habilitado y a la convicción con que la mayoría de las geselinas y los geselinos asumieron la gravedad del momento. Las fuerzas de la discordia, salvo excepciones, todavía no habían comenzado a actuar. Hubo si, conflictos muy puntuales, alguno sobreactuado al que pretendieron, desde algún medio, transformarla en una novela de suspenso o de terror.
Al control de los accesos lo acompañaron otras medidas que fueron el complemento necesario. Esa iteracción de autoridades municipales y comunidad, hizo que, finalmente, se llegara a la temporada con la imagen del destino más seguro de la costa atlántica. Recordemos además que, con la decisión del intendente Barrera de prohibir el funcionamiento de los boliches bailables, se modificó naturalmente el perfil turístico ya que, fundamentalmente las familias fueron las que ocuparon las camas del Distrito, teniendo un récord de turistas las localidades del sur, llegando en algunas fechas, a la ocupación plena.
La activa participación de comerciantes y prestadores de servicios en la elaboración de los protocolos correspondientes trabajando activamente con las Secretarías de Turismo y Salud, y la consciente aplicación de los mismos logró que se registraran muy pocos casos positivos. Claro que ya habían comenzado a actuar más intensamente los militantes del contagio, empeñados en lograr que al gobierno le vaya mal en la batalla que está librando contra el coronavirus para que llegue debilitado a las próximas elecciones: la de medio término, que se llevarán a cabo en noviembre de 2021 y las de 2023, en la que se librará la madre de las batallas. Quienes en nombre de la libertad impulsan que se incumplan leyes, decretos o simples normas sanitarias, están simplemente mostrando el valor que le dan a la vida ajena. La ambición política está, para ellos, por encima de todo.
Desde la oposición, que debería también privilegiar la salud por sobre todas las cosas, se propiciaron marchas anticuerentena impulsadas por un par de portales o quizás, desde los portales se propiciaron marchas impulsadas por opositores, quienes, en última instancia siguen la tendencia de sus dirigentes nacionales que a sus vez, sin dejar de tener el odio como motor, se guían por los focus group.
Cuando el futuro es el pasado
Las cifras de contagiados y la letalidad de las nuevas cepas marcan que nadie debe relajarse y que las conductas de las geselinas y los geselinos, de los y las turistas, deben volver a los tiempos en que se temía por la vida, porque hoy, claramente todo está peor.
El retén debe funcionar, los controles tiene que optimizarse y evitarse las excepciones de cualquier tipo.
Cuando en marzo 2020 Barrera tomó la decisión, los que hoy se oponen a los gritos lo hacían tímidamente, como si no quisieran escucharse. Hoy, el panorama que tienen ante sus ojos es mucho peor que el inicial y escuchar sus argumentos debería avergonzarlos.
Cerrar, controlar, testear, vacunar, dar respuesta a las demandas hospitalarias son hoy las obligaciones del Estado. Cumplir las disposiciones, que incluyen también el cuidado personal y la responsabilidad colectiva, las de la gente. Cooperar y no poner palos en la rueda debería ser la actitud de la oposición.
Las cifras del dolor
Hasta el momento en que escribíamos esta nota, los datos publicados por la Secretaría de Salud eran los siguientes: Casos activos: 262; Recuperados: 36; Fallecidos: 27; Hisopados: 7268. Lo que deben entender aquellos que no quieren cuidados, que estas no son solo cifras: detrás de cada número hay una historia de vida, que algún día hasta puede ser la de alguno de ellos.