Pasadas las 15 y con la consagración de Argentina campeón del mundo, miles de geselinos inundaron las calles del centro con banderas y camisetas celestes y blancas.
Todo comenzó temprano, cerca del mediodía con más de mil personas que se arrimaron, como en los seis partidos anteriores, a la Plaza Primera Junta para ver el partido en pantalla gigante. Alegría, sufrimiento, incertidumbre, una mezcla de sensaciones que terminaron de canjearse por felicidad completa después de que Montiel metiera el penal definitivo.
Luego solo restaba apreciar ese instante hermoso en el que Lionel Messi levantara la copa, para volcarse a festejar por la Avenida 3, con epicentro en la esquina del Paseo 105, ubicación por excelencia para las celebraciones geselinas.