El derecho a disfrutar la vejez
Alrededor de trescientos geselinas y geselinos, marcharon en repudio a las agresiones sufridas por los jubilados y en contra del veto presidencial a la Ley de Movilidad Jubilatoria. La movilización fue apartidaria por lo que, sin distinción de banderías políticas, llegó hasta ANSES donde se cantó el Himno Nacional y, posteriormente, se produjo la desconcentración.
Los por qué
Efectivos policiales reprimieron con dureza a un grupo de jubilados que fue a manifestar frente al Congreso de la Nación ante la determinación del presidente Javier Milei de vetar la reforma jubilatoria aprobada días atrás por las dos cámaras legislativas.
Una vez más representes de la tercera edad fueron víctimas de abusos, en este caso físicos. Desde la década del ‘90 en adelante las marchas y pedidos de este sector son una constante. Los recordados encuentros de los días miércoles -cuando la Presidencia era ejercida por Carlos Menem – pasaron a ser un símbolo de lucha y de resistencia para miles de hombres y mujeres mayores que sentían en carne propia que sus derechos eran vulnerados.
Pasados 30 años de aquellos reclamos nacidos a la par del inconformismo y de la indignación; y se estima que son en la actualidad alrededor de cinco los millones de jubilados y pensionados que se encuentran bajo la línea de pobreza, recibiendo solo una pequeña parte de ellos ayuda de hijos u otros familiares. Esta realidad, a la que se suma la quita de medicamentos gratuitos del vademécum, transforma a jubiladas y jubilados en el sector más vulnerable de la sociedad argentina. Causas más que suficientes para que una comunidad sensible como la geselina, marche en su defensa. Días atrás, durante el Plenario de la Militancia, el intendente Barrera había anticipado que si eran conculcados sus derechos, «marcharía por la Avenida 3 en defensa de nuestros jubilados». La marcha se llevó a cabo, y fue masiva.
Quienes
Cumpliendo con lo acordado, no hubo banderas ni cánticos referidos a partidos políticos, agrupaciones o movimientos sociales. Las y los que, marcharon lo hicieron en su rol de ciudadanas y ciudadanos. Fue un acto de madurez política, ya que se privilegió la construcción colectiva sobre el individualismo. Tampoco hubo discursos. Y eso fue, todavía mejor.