Hace 60 días inició su segunda etapa como director y reconoció que se encontró con un nosocomio incompleto en cuanto a recursos materiales y con falta de atención en servicios esenciales como clínica médica y pediatría.
Desde hace varios años el hospital atraviesa un estado endémico, de falta de contención y seguridad hacia las personas que tienen que asistir allí y sobre la atención que brinda. En resumidas cuentas: no genera confianza.
Sin embargo, hay que reconocer que durante dos años supo afrontar la pandemia del Covid-19, con ajustes y reformas ante la demanda que el virus imponía a nivel global, y pudo salir airoso ante tamaña situación.
Una vez atravesada esa etapa, nuevamente, se vieron largas filas para sacar turnos (ante el déficit del sistema de turnos telefónicos) y una guardia atestada de personas que demandaban atención. Nuevamente aparecieron las quejas de los pacientes ante la lentitud en la atención.
La pandemia quedó atrás y la gestión de la doctora Lorena Romero Vega también. Cómo sostiene el viejo dicho popular: Abrazo, medalla y beso; y la doctora y parte de su equipo dejaron el nosocomio con su trayectoria por el piso.
Desde hace pocos meses hubo cambio de autoridades y el doctor Miguel Muñoz, un viejo conocido del hospital, volvió a tomar las riendas de un espacio que se encuentran bajo la espada de Damocles y la mirada de una sociedad que aún no ha encontrado respuestas y que le cuesta confiar en la atención del sistema público de salud.
En el último mes, y bajo la nueva gestión de Muñoz, el hospital carga con un grado de responsabilidad importante ante la muerte de Romina Etchart, de 19 años. La joven falleció con neumonía luego de ser atendida por la guardia en reiteradas oportunidades y ante la falta de diagnóstico de la médica de turno.
La familia de la joven realizó acciones legales y lleva adelante una denuncia penal que desencadenará en una investigación penal por aparente «negligencia médica». Al mismo tiempo, el representante de la familia de la joven, realizó el pedido por expediente que le dé acceso a la historia clínica de la paciente.
Mientras tanto, el hospital continúa siendo el único oferente de salud público que puede cubrir la demanda social. A pesar que han crecido y se han establecido nuevos centros de atención el hospital público sigue encabezando y concentrando, junto a los centros de salud periféricos, la principal atención en salud de todo el distrito.
En diálogo con Realidad Geselina, el doctor Miguel Muñoz brindó datos y respuestas sobre la situación actual del hospital. De los centros de salud y de las acusaciones que recibe ante la atención que brinda a los habitantes de la ciudad. Además, adelantó los proyectos que y los objetivos que persigue para el futuro del hospital y de la salud en Villa Gesell.
Realidad Geselina -¿En qué situación estructural y de recurso humano se encuentra el hospital hoy?.
Miguel Muñoz: «Encontramos un hospital con los servicios de emergencia incompletos. Guardias y clínicos sin pediatras. Con un sistema de guardias pasivas con lo cual se dificulta la atención porque el profesional está al llamado para poder atender al paciente.
Ahora cambiamos la manera de accionar con el hospital. Cambiamos la cúpula de la clínica médica, de enfermería y de la sala de guardia. Ensamblamos el servicio de guardia, clínica médica y terapia intensiva y hemos tenido rédito positivo porque los pacientes ya no están internados 15 o 20 días.
Hay un plantel competente y con compromiso. Agradezco la gentileza y colaboración de los 3 servicios en función del paciente.
RG ¿Por qué se cambiaron las cúpulas?
MM: Porque los que estamos comprometidos y de vocación le damos una impronta más humana al servicio y a la vocación. Queremos evitar un mal mayor y darle a los pacientes la solución en Gesell o darle la oportunidad de continuar un tratamiento en otro lado.
RG: ¿Con qué falencias se encontró en lo humano?
MM: Incorporamos más médicos para la guardia. Dos traumatólogos y los pusimos de guardia activa así que conviven las 24 horas en el hospital al igual que a un médico cirujano.
Eso es porque tenemos la pauta de cambiar y basta de llamarlos para que vengan. Hoy los tenemos ahí adentro.
RG:¿Por qué había que llamarlos y no estaban dentro del hospital?
MM: Tuvimos que hablar con los médicos de acá para que se queden las 24 horas en el servicio. Tienen un buen jefe de servicio y aclaró la situación y piensa de la misma manera para brindar un servicio de guardia activa.
Hay una sensación, en base a la experiencia, que las personas no confían en el hospital por la mala atención. ¿Qué opina al respecto?
Si. Eso pasó. Hoy por hoy tenemos un hospital que está completo con servicio de rayos. Tomografía, ecografía, laboratorio y el servicio de ambulancia. Somos el único efector de salud que garantiza la atención.
Además, también está la responsabilidad de cada uno como médico. Cada acto médico debe ser asumido como tal y el que estudió con ganas de servicio para ayudar al otro lo realiza de la mejor manera. Un médico no está acostumbrado a generar un problema más para una persona que ya viene con problemas. Por eso yo recorro cada guardia. Hablo con los médicos y les digo que tienen que estar en alerta, escuchar al paciente y no lo despachamos.
Este es un trabajo de hormiga, con paciencia y responsabilidad porque estamos hablando de vidas. A quién no le ha pasado de no hacer un buen diagnóstico pero hoy tenemos las herramientas, no faltan insumos, medicación, descartables ni combustibles. No le quiero echar la responsabilidad al médico, somos en solidario porque soy el responsable del sistema de salud pero quiero una impronta más humana y que se le dé al paciente el tiempo que corresponde. No le quiero echar la culpa al paciente que viene 2 o 3 días después, con un tratamiento incompleto pero hay responsabilidad en todos. En el paciente y en el médico.
A pesar de esto hay desconfianza en el sistema de salud y en el hospital.
Venimos de 3 años fatídicos y la pandemia fue una época de aprovechamiento.
¿En qué sentido lo dice?
Teníamos mucho recurso y se mal gastaba. Había pacientes que en lugar de revisarlos se los hisopaba y todo pasaba por Coronavirus. Se vivieron situaciones que daban la sensación que los médicos no se querían acercar al paciente.
Hubo descuidos y personas que creían que se las sabían todas. Pero se convivió con la muerte y se subestimó al paciente. Hay que tener en claro que el paciente no molesta por ir a atenderse a la guardia».
¿Es posible revertir esta situación de los 3 años fatídicos que usted dice?
Sí. Se revierte con humanidad. Contemplamos y nos pusimos a trabajar uno por uno porque estábamos en el fondo y hoy la gente, a partir de esta nueva gestión, tiene otra esperanza. Ve otra perspectiva porque saben lo que pienso, lo transmito y tengo, como dije el día de la asunción, el apoyo del intendente con quien nos dimos otra oportunidad.
Me tomé mi tiempo para reunir un equipo y analizar todo lo que está en juego y realmente este sistema de salud no lo quería. No quería que no hubiera respuestas y acciones por eso tomé el compromiso y la mentalidad que quiero imponer es otra.
Mi oficina está dentro del hospital. Estar ahí acompañando al personal de salud y estar cerca del paciente. Y nosotros somos los responsables de brindarle tranquilidad y la empatía que necesita. Debemos demostrar que nos formamos para cuidar a los pacientes.
¿Cómo está administrativamente el hospital?
Queremos capacitar a la gente del 107 en la parte administrativa, en el buen trato y vamos a implementar una oficina de informes. Pero es todo trabajo de coordinación a través de un orden y una disciplina que no teníamos. Por eso hablo de 3 años fatídicos. Por eso hablo del trato y destrato. Ver esa parte humana que le importa al paciente. En 60 días hemos logrado bastante y no me conforme.