. Por Ana Bernasconi . Abogada y Docente de la carrera de Derecho de UADE .
¿Qué rol tiene un abogado en una comunidad? ¿Cómo debe actuar? ¿Tiene que respetar alguna ética profesional? ¿Debe especializarse en un tema o puede atender diferentes materias?
¿Qué habilidades debe tener un abogado exitoso?
La profesión de abogado siempre genera atención e interro-gantes, tanto entre los ciudadanos como entre los estudiantes de Derecho.
A veces es consultado para asesorar antes de que un negocio se concrete: aquí ejerce la abogacía preventiva.
Cuando el conflicto aparece debe asesorar sobre sistemas de resolución de conflictos tales como el arbitraje, la mediación y el litigio.
La batalla judicial es uno de los escenarios posibles para solucionar un conflicto entre personas: no es el único, ni tampoco es el primero sino más bien, debiera ser el último. Esta afirmación es el resultado de un cambio de paradigma que ha operado en nuestro país: la cultura del litigio ha cedido paso a la cultura del diálogo.
Por ello el perfil del abogado ha ido transformándose. Partimos del profesional exclusivamente litigante y llegamos, hace unos años, a un perfil mucho más conciliador, pacificador, negociador, siempre en beneficio de los derechos defendidos.
Analicemos un par de escenarios en los que suele actuar un abogado.
El proceso de mediación: este proceso es un espacio de diálogo pacífico y amistoso, regulado por la ley, donde las personas en conflicto se reúnen con sus abogados y un mediador a trabajar sus diferencias y arribar a un acuerdo en sus propios términos. Ante la imposibilidad de un acuerdo, se cierra este espacio y se inicia el juicio. Este mediador es un abogado especializado en el arte de la comunicación y la negociación, y los abogados asistentes también deben tener habilidades para negociar con flexibilidad en beneficio de su cliente.
El proceso judicial: durante los juicios existen múltiples oportunidades para explorar un acuerdo entre las partes y así lo fomenta la justicia. Puede ser audiencias ante el juez o en el estudio jurídico, mas siempre en presencia de las valiosas habilidades negociadoras de los abogados del caso.
Queda claro entonces que una de las habilidades más importantes del profesional es manejar el arte de negociar, lo que genera un indudable ahorro de tiempo, energía y dinero a las personas que contratan sus servicios.
La mayoría de los procesos judiciales en nuestro país son escritos y, por ende, el abogado debe ser un experto en el uso de la palabra escrita. Al armar sus presentaciones, principalmente digita-les, debe armonizar sus conocimientos sobre el derecho de fondo, las normas sobre procedimiento ante la justicia, las nuevas tecnologías, el estilo forense propio de los escritos judiciales y una redacción clara y persuasiva. Esta competencia profesional suele adquirirse con años de práctica y gracias a una profunda dedicación del joven profesional a pulir su expresión escrita.
El ejercicio profesional también está atravesado por deberes de índole ética, que suponen una actuación leal y cuidadosa para con su cliente, para con los colegas, la parte contraria y el servicio de justicia. Y el Colegio de Abogados al que pertenece cada profesional es el órgano encargado de recibir denuncias y sancionarlo cuando ha obrado en contra de la ética profesional.
Respecto a la especialización temática de un abogado, ésta podría ser consecuencia de su deseo e interés puntual, podría derivar del tipo de asuntos en que trabaja y también podría relacionarse con las características de la comunidad en que vive y se desempeña.
En ciudades grandes, la mayor cantidad de habitantes y litigios puede tornar necesario dedicarse a atender exclusivamente cierto tipo de asuntos en el marco de grandes estudios jurídicos. En ciudades o pueblos más pequeños, tanto a la justicia como a los abogados se les exige atender simultáneamente casos de distintas áreas del derecho, como civil, familia, comercial, penal y laboral.
A modo de cierre se recuerda también que el profesional de Derecho puede inclinarse por distintas áreas laborales: puede elegir ser litigante en tribunales, mediador civil y comercial, conciliador laboral, escribano público, docente universitario, investigador y escritor, y miembro del poder judicial de su comunidad. Algunas son compatibles y pueden ir juntas, otras son excluyentes.
En definitiva, queda claro el importante rol social de la abogacía, que busca dirimir conflictos como auxiliar de la justicia y defiende bienes tan importantes como el patrimonio, la libertad y el interés de las familias y sus miembros más vulnerables.
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